Centro de Temascalcingo - Leyendas

Doña Inés "La Bella"
 Para los años 30's - 40's, en lo que hoy conocemos como la calzada del molino, se encontraba una casa donde vivía una señora joven, viuda, a la que no se le conoció padres, se llamaba Doña Inés. Tenia un apodo, derivado de su apellido "Bella", se le conocía como Doña Inés la Bella, aparte de ser muy guapa se sabía que era de una familia acaudalada, no se sabe si tenia familiares en Temascalcingo, pero llegaron a vivir a una casita cerca de donde ahora es la Fany. No faltaba la vecina envidiosa que veía si iba a misa, si no iba, si salía, si iba al molino y lo más raro de esta historia es que los vecinos se daban cuenta de que por las noches la visitaba un caballerango vestido de negro, por lo que es el arroyo que baja de Puruahua. A las demás personas Doña Inés les causaba miedo, no los saludaba, no hablaba, la gente decía que tenía un pacto con el diablo, ya que el caballerango que la visitaba siempre la veía por la parte de atrás de la casa, no por el frente como comúnmente se hacia.

Ella venía al molino, y la gente al verla comenzaba a murmurar, debido a esto La Bella se fue haciendo cada vez más seca, hosca y las señoras que la conocían decían que no hablaba debido al pacto que tenía con el diablo. En su casa tenía animales de compañía, perros, gatos, pájaros en sus corredores. Algunos de sus mozos dejaron de trabajar con ella por el miedo, ya que los cuartos eran muy grandes, típicos de Temascalcingo, con corredores, teja, paredes de adobe, patios y corrales. Un día el miedo llego al grado de que Doña Inés llegaba al molino y la gente le cedía el paso, con tal de no saludarla y hacerla esperar, la dejaban pasar para que fuera la primera de la fila. Un día sucedió que sus perros aullaban, los animales hacían mucho ruido, la gente comenzó a percibir olores muy fuertes, se sentía un ambiente muy pesado pero nadie volvió a ver a Doña Inés aparecer, aquella mujer que salía tapada con sus rebozos negros, toda de negro, de igual manera el caballerango vestido de charro no se volvió a aparecer.

Le llamo mucho la atención a los vecinos y se dirigieron a la presidencia con los gendarmes a decirles que había mucha inquietud en esa casa. Algunos gendarmes no querían ir por que el lugar se les hacía peligroso, al final tuvieron que ir. Cuando abrieron la puerta se dan cuenta de que los animales llevan días sin comer, los pájaros muy inquietos, en uno de los corredores y en el patio encontraron monedas tiradas, y el olor que percibían los vecinos era de que Doña Inés se encontraba en uno de sus cuartos tirada, sin vida, asesinada aún con algunas monedas en su cuarto. La gente comentaba que el mismísimo demonio era quien la había venido a sacrificar. La gente tenía miedo, mandaron a los gendarmes para que la fueran a enterrar al panteón, no se le realizó misa, no se le hizo nada como hoy en día de cuerpo presente. La enterraron en el Panteón de Nuestra Señora de la Piedad, donde esta la Secundaria "Roja" y la Prepa Pinito Reynoso (COBAEM), cerca de los arboles (Unos cedros) que estaban ahí, donde hoy es la fuente de la secundaria, ahí es la tumba de Doña Inés "La Bella".

Por mucho tiempo los arrieros que venían de El Oro, Tlalpujahua que visitaban Temascalcingo les llamaba mucho la atención que cuando empezaba a amanecer veían a una mujer sentada en una tumba, cerca de los árboles, llorando; era tanto el miedo que trataban de evitar el lugar y rodeaban el panteón. Tanto se apareció aquella anima, que los alumnos de las escuelas iban a cierta hora de la mañana y de la tarde, ya cuando estaba pardeando la tarde, a ver a la aparición que estaba en aquella tumba, a la cual se fueron acostumbrando. Llego el día en que algunos vecinos fueron a ver al Padre Felipe de Jesús Chaparro, para que el fuera a darle el descanso a la ánima en pena, para que descansara en paz. Juntó a la gente y les dijo que lo esperaran fuera del panteón, agarro su estola, agua bendita, los santos oleos y fue a este lugar. Cuentan los abuelos que ante la presencia del Sacerdote, el ánima, estuvo presente. A partir de ese día no se le volvió a ver y el Padre Felipe de Jesús se llevo parte de la confesión de Doña Inés.

La Carreta de los Muertos
Si te han pasado cosas raras en la Secundaria "Vicente Guerrero", esta historia es para ti. En la época de la gripa, muchas de las personas que "morían" de gripa, las enterraban aún con vida, por que era el tiempo en que si alguien en casa estaba enfermo y empezaba con los síntomas de la gripe, era por que se iba a morir. De esta época viene el hecho de decir "Salud" o "Jesús" (Jesús te libre y te ampare, y que la Virgen María y el Niño Jesús te cuiden) a la persona que estornuda, ya que esto quería decir que se iba a morir. Uno de los camposanteros traía una carreta y unas mulas, se metía a recoger a los difuntos que había en las casas ya que nadie se atrevía a acercarse. Así como estaban los agarraban y los tiraban a la carreta, para después llevarlos a las fosas comunes que había en el panteón de Temascalcingo. Una partera de el área de Maro les decía que por que a ellos no les daba la gripa si andaban recogiendo a los muertos, incluso se le caían de la carreta y el les decía "No te quedes por que ya te tienes que ir", y entre algunos de los cuerpos, aún había gente con vida. El decía que tenia que estar todo el día en alcohol para que no le diera la gripa, pero de tanto estar borracho un día le tocó que se lo llevaran en la carreta.

El Acueducto de Andaró
El camino de Andaro era un Camino Real (Camino Real al Pié de la Cuesta), lo que conocemos como el puerto es la cuesta, y al tramo entre el puente de Andaró y El Puerto se le decía Cansaburras. Cuentan que en una de las barrancas de Andaró, donde por naturaleza siempre a habido agua, se escucha a La Llorona, la gente de Andaró que bajaban a boquí aún la sigue escuchando. Los perros comienzan a ladrar y aullar, pero con miedo, buscan la manera de meterse a las casas, un lamento que a mucha gente la estremece y les pone los pelos de punta. En este lugar pasa el acueducto, y la gente comenta que hay espantos en ese lugar, ya que en el pozito, donde están los tubos y esta la caída de agua, los espantaban muy seguido. Por ahí bajaba un señor llamado Valerio, del Barrio de Andaro, pero era un señor muy enojon y grosero con las demás personas.

El señor pasaba con la cabeza agachada y siempre hablando maldiciones, acompañado de sus animales. Traía unos burros y en los burros unos botes de agua, y bajaba a este lugar a sacar agua para sus animales y su casa. Cuenta la gente que el señor se comenzaba a poner morado, y algunos habían visto que tenía una mano estampada del diablo en la espalda, por lo que se decía que tenía pacto con el. La gente no se acercaba a su casa por que se escuchaban cosas, tenía perros negros, gallinas negras, gallos negros un señor muy raro. Una de las veces que bajo a sacar agua comentan los abuelos que el diablo lo jaló, y lo ahogo en ese lugar, cuentan que el había contado que el diablo lo había chicoteado por su manera de ser, que se había encontrado con el demonio y la gente le preguntaba que ¿Como lo había chicoteado? A lo que el decía que el Diablo traía una cola muy larga o un látigo pero el no se le podía esconder; también contaba que el había vendido su alma al diablo, a cambio de poder, dinero y revivir a su esposa pero no se llevo acabo y era ese el problema, al no cumplir su pacto y bajar a ese lugar el demonio lo ahogo. Al dar parte a las autoridades y al tratarlo de sacar, algo lo jalaba.

A la gente le daba miedo estar en ese lugar, se sentía algo raro en el lugar. Cuentan los abuelos que si alguien muere ahí ese mismo muerto jala a otra persona, y ese mismo a otra, y se va dando una cadena. Otro familiar de el, una persona borracha, cayo en esos tubos, los quizo cruzar tomado, se resbalo y se mató. Hoy en día hay algunos avistamientos de dos personas que derepente bajan de las albercas, con ropas viejas y enlodados, voltean a ver a la gente y se van, cuando los buscan, ya no se encuentran. En épocas de aguas, o semana santa es cuando más se llega a escuchar esto.

"El Chupado" Cisneros
El Chupado era un señor muy bravo, muy peleonero, era muy tomador, trabajaba en el Rastro, era muy fuerte y vivía en una casita de adobe en El Calvario. Esta historia el mismo la contaba en la cantina de Don Chano, los niños se reunían y escuchaban:

-Miren Chamacos, pórtense bien, por que el que no se porta bien "Se lo lleva el Diablo".

El señor se quitaba la camisa, un señor musculoso, fuerte, por lo mismo de su trabajo en el rastro municipal, y mostraba todo su cuerpo con llagas, marcas y una mano marcada que el decía: "Esto me lo hizo el diablo". Contaba que cuando el vivía en El Calvario tomaba mucho y un día golpeo a su esposa, en su borrachera bajó y encontró a su mama quien trataba de calmarlo, pero el la golpeo también dejándola ensangrentada, pero ella le dijo "Se te va a aparecer el diablo", y ahí venía echando maldiciones rumbo al Gigante, pero entre el gigante y la casa de Don Jushe (en los tejocotes y membrillos) encontró un charro, negro:

- Que paso mi amigo, ¿Porque anda usted tan bravo?
- ¿Tu que traes? No molestes por que ahorita traigo el diablo adentro.
- Cálmese amigo ¿Que le pasa?
- Ya te dije que no te metas.

Y El Chupado se le fue a los golpes al charro, cada golpe que el daba el sentía que le daba solo al cuero, oía como sonaban, pero por más que trataba el charro solo se quedaba ahí parado:

- Ya le dije mi amigo, que se este quieto o lo voy a apaciguar.

Al ver que el charro ni se movía se hecho a correr, y a la altura del Pirul siguió todavía con sus maldiciones, y se le volvió a aparecer el demonio:

- Ya te he dicho que te estés tranquilo, que no escuchaste.
- Que tu no te metas en mi vida.

Le dijo que le diera lumbre, y vio que de sus ojos salía lumbre y sacaba chispas, no sabía que era eso. No se había dado cuenta que era el mismo que se había encontrado hace unos minutos.

-Ya te dije que te voy a apaciguar.

El charro lo pescó y se lo llevo arrastrando hacia el Gigante, lo subía al gigante, lo dejaba caer, lo volvía a subir, lo dejaba caer. El señor decía que el Diablo lo Chicoteo, que lo llevo arrastrando, y todo fue por lo que le dijo su madre. Ahí quedo tirado, hasta el otro día lo recogieron y lo llevaron a su casa. Quedo muchos días en cama, la señora que lo vio en el estado que estaba lo atendió pero ya llevaba las marcas. Se disculpo con su madre, y se comporto mejor aún estando borracho.

Agradezco infinitamente  Filemón Argueta Correa por la confianza de contarme estas leyendas, puedes escuchar su narración a continuación.

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