Leyendas Cortas de Temascalcingo

Los Túneles
Me han contado y creo que todos lo hemos oído, acerca de los Túneles que conectan a varios de los edificios de Temascalcingo. Es bien sabido que los lugares que se mencionan son el Colegio María Salome Chaparro, la Betania, y La Presidencia Municipal. Los abuelos cuentan de un herrero que fue a sellar uno de esos túneles con una reja, y que vio muchos costales con papeles (usados para empeñar sus terrenos por dinero) y papel moneda. En la iglesia se cuenta de un túnel también, a un costado de la Iglesia, pero en esta época es solo una cisterna. Cuando los albañiles estaban reconstruyendo la Iglesia de San Miguel Arcángel bloquearon el túnel para convertirlo en cisterna para almacenar agua para apagar la cal que era transportada desde Tlalpujahua en burro, y así poder construir (según algunas personas).  

El Niño del Puente
En una ocasión un estudiante que vivía ya fuera del municipio vino de visita a Temascalcingo. Llego por la noche y el vivía cruzando el puente, por la toma más o menos, al cruzar el puente se encontró con un niño, pero se le hizo raro que tan noche un niño anduviera por ahí. Al llegar a su casa su mamá le calentó la cena y entre platica salió a relucir que el hijo de su vecino se había perdido y que ya tenia varios días que no lo encontraban a lo que el muchacho le dijo que el acababa de ver en el puente a un niño, que de hecho el le hablo pero el niño siguió su camino rumbo a la parte de abajo del puente, entonces su mamá y el fueron a avisar a los padres del niño. Se reunieron y fueron a buscarlo debajo del puente, y lamentablemente si encontraron el cuerpo del pequeño, que había muerto ahogado y llevaba varios días ahí.

 Las Luces
Cerca de la Presa de Ahuacatitlán, se cuenta sobre unas luces que son vistas por la noche y se pasean sobre el Cerro de la Campana. Un día un joven de la Magdalena venía de regreso de Cerritos, y decidió rodear el Mogote y seguir por el camino de la Presa para no tardarse tanto en llegar a su casa. Se
encontraba pasando el puente sobre el canal cuando vio que una luz muy intensa se le acerco y no pudo ver nada, pero sentía como su cuerpo era lastimado por pequeñas espinas. Cuando recobro la conciencia y miró a su alrededor se dio cuenta de que varias pencas de Nopal y Magueyes del cerro se encontraban dañados, y el estaba completamente lleno de espinas. El supo en ese momento que la luz lo había arrastrado por todo el cerro llevándose todo lo que encontrara a su paso. Fue a su casa lo más rápido que pudo a contarle la historia a su madre. También unos estudiantes cuentan que venían de un baile, y que uno de ellos vio la luz, todos se echaron a correr y se escondieron entre las milpas o en las orillas del río. La luz no los pudo encontrar.

La Ciénega de El Calvario
Donde ahora se encuentra el salón "La More", se cuenta mucho sobre un ánima, una sombra de mujer que siempre utiliza un gabán. Cuando esa parte en época de lluvias se transforma en ciénega, y puedes oír a las ranas croar, algunas personas se han topado con esta mujer. Con el agua hasta las rodillas o sumergida en el lodo, con su mirada penetrante solo se ocupa de observarte mientras atraviesas ese paraje.

Las Ánimas del Centro
Los vecinos de la capilla cuentan sobre una época en particular: cuando las lápidas fueron retiradas del jardín y los restos fueron llevados a las Criptas de la Iglesia. Cuando estos eventos sucedieron la gente cuenta que veían una luz de vela en la sacristía, y que esta se movía hacia el primer piso de la capilla para después esfumarse. En la casa anexa al fallecer la señora que ahí vivía también se empezó a observar una pequeña luz que estaba en el interior de la vivienda. Cuando la gente pasaba por el callejón, observaban a una persona sentada en un pequeño madero que se encontraba cerca del árbol, pero nunca le veían el rostro. Una vecina cuenta que al salir rumbo a la secundaria observo a una persona brincar la barda de las ánimas con agilidad y atravesar el muro la de la maestra Esther.

El Charro
A una señora se le apareció un Charro en la calle de la Pastelería del Valle, le preguntaba que a donde se dirigía, la señora le dijo que a misa, el le insistía en que ya no iba a ir a misa. Pero la señor le contestaba que se quitara. Sacó su rosario y el charro se convirtió en un perro negro, que rápidamente se alejo del lugar.

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