San José Ixtapa: Un Sitio Arqueológico

Este sitio fue localizado debido a la presencia de manchas blancas en los terrenos de cultivo, en una fotografía aérea en blanco y negro. Posteriormente se examinó utilizando todas las técnicas de prospección disponibles, como topografía, recolección del material arqueológico de superficie, estudio magnético y eléctrico, toma de muestras superficiales de tierra para análisis químico y la perforación de pequeños sondeos para obtener información acerca de las capas inferiores. Los resultados de estos estudios indicaron la presencia de estructuras subterráneas hechas con cal; de muros de contención divisorios hechos con piedra; de lugares de calentamiento con cambios drásticos en sus propiedades magnéticas y químicas y abundante presencia de carbón. En las cercanías de las áreas de calentamiento, los estudios de los materiales de superficie indicaron una gran concentración de fragmentos de cerámica con un recubrimiento exterior de lodo.

En resumen, la interpretación de los datos de este sitio arqueológico, que aún no ha sido excavado, indica que se trata de un lugar en donde se ha beneficiado el mineral cinabrio, que por medio de calentamiento en presencia de cal (y dentro de hornillos formados por dos vasijas embrocadas y unidas con una capa de lodo) produjeron mercurio como metal líquido. Como puede apreciarse, con este tipo de estudios es posible saber un poco más de los sitios arqueológicos. Por ser una aproximación más integral, los resultados son más completos pues muestran los restos materiales y su posible uso. A continuación se presenta toda la información:

San José Ixtapa parece pues ser un sitio excepcional; las características distintivas de este sitio las reporta Limón (1978) desde su recorrido de superficie en el Valle de Temascalcingo. Nota que en la superficie del sitio se acumula una gran cantidad de cerámica con un recubrimiento de lodo, lo que hace a este lugar distinto del resto de los sitios arqueológicos encontrados en el valle.

En un artículo posterior (Limón y Barba 1981) se menciona que existen materiales de Tula y Teotenango en el sitio y que independientemente de cuál sea la razón por la que la cerámica recubierta está presente, la actividad productiva que la originó debió ser de suficiente importancia como para que esta comunidad estuviera relacionada con las dos ciudades más grandes de su tiempo. Las distancias en línea recta entre San José Ixtapa, Tula y Teotenango son respectivamente de 75 y 100 km. Los materiales que evidencian el contacto son para el primer caso las figurillas Mazapa y la cerámica blanca levantada, mientras que para el caso de Teotenango lo es la cerámica rojo sobre café amarillento. Otra característica distintiva de este sitio es que es el único, entre 47 sitios del valle, que ha sido fechado para finales del periodo Clásico y principios del Postclásico (900 - 1100 dC).

El arqueólogo Limón tenía razón en cuento a la importancia de la producción, pero aunque menciona que en años anteriores algún vecino produjo mercurio en el mismo lugar, durante breve tiempo, y que existen dos minas de mercurio denunciadas en las proximidades, califica de especulativa la posibilidad de que se producía mercurio. Después de 8 años, las evidencias acumuladas permiten decir que este sitio estaba dedicado a la producción de mercurio apartir del beneficio del cinabrio. Los datos de que se dispone para sostener la aseveración anterior son variados y confiables y se exponen a continuación.

Limón realizo observaciones durante el examen microscópico (20 aumentos) de las muestras de tierra tomadas para el estudio del sitio desde la superficie, llamó nuestra atención la gran cantidad de pequeñas esferas de color gris metálico, con lustre sedoso, en ocasiones con vetas rojizas, que aparecían mezcladas con la tierra del lugar (Barba 1984). El otro hallazgo que motivó la búsqueda de explicaciones, fue la aparición de unas cuentas agujas de cinabrio presentes en las muestras de tierra examinadas. Pueden describirse como cristales alargados en forma de barra con varias caras bien definidas, de color escarlata y con lustre adamantino. Estos dos hallazgos en el campo del microscopio permitieron, por primera vez, proponer una hipótesis de que las actividades relacionadas con el sitio tenían que ver con el cinabrio y el mercurio, ya que es muy extraño descubrir en las muestras de tierra, materiales tan raros y que a la vez muestren la presencia de la materia prima, el cinabrio, y el producto terminado, el mercurio, en el mismo sitio. Aunque el primero es de origen natural, el segundo difícilmente lo sería. Poco tiempo después, en la Sierra Gorda de Querétaro, apareció otra evidencia que vendría a hacer más solida la hipótesis anterior: Actualmente se produce mercurio apartir de cinabrio siguiendo procesos productivos tradicionales.

Al excavar los cuatro pozos exploratorios en el sitio de San José Ixtapa, Limón (1978:60) menciona que el 50% del total de tiestos recuperados está formado por el tipo denominado doméstico café pulido interior, alisado exterior, con formas de cajetes hemisféricos, ocasionalmente con fondo plano, de bordes interiores bien formados y pulidos, mientras en la parte externa de los mismos presenta aspecto descuidado. Llama su atención el que todos los fragmentos tuvieran la cara interior "pulida con palitos", mientras que la externa se encontrara recubierta con lodo mezclado con fibras vegetales. Tanto la persistencia de la forma como del recubrimiento que aparece en los fragmentos de cerámica arqueológica, pueden ahora atribuirse a la necesidad de disponer de una forma especial que embone de la mejor manera posible, de hacer menos porosa la cerámica y de sellar herméticamente la unión entre dos vasijas durante el calentamiento, y la sorprendente cantidad de estos fragmentos también se explica por la necesidad de romper el sello para obtener el mercurio. De la misma manera, el pulido interior de los fragmentos encontrados y el aparente descuido de la superficie externa tiene ahora una lógica muy clara al necesitarse una superficie interna no porosa, donde resbale el mercurio, y una superficie externa donde pueda adherirse el lodo.

La semejanza también explica la presencia de las grandes manchas blancas en el suelo del sitio arqueológico. Cuando menos, algunas de estas manchas son consecuencia del uso de cal viva en la reducción del cinabrio y del desecho de sulfato de calcio, mientras que otras, pueden provenir del uso de cal como elemento constructivo. Otro aspecto palpable es la evidente necesidad de calentamiento para producir la reducción química. este calor fue proporcionado por la combustión de madera y esto a su vez produjo alteraciones magnéticas, acumulación de ceniza y carbón, aumento de pH, elementos todos que en el contexto arqueológico aparecen claramente. La presencia de azuelas y cinceles de piedra verde en contexto arqueológico se explicaría por la posibilidad de su uso para separar cuidadosamente las ollas a fin de no perder el contenido. La presencia en superficie de metates, asociados directamente a la zona productiva, puede deberse a la necesidad de moler el mineral y no solo a la preparación de alimentos. aunque no se descarta esta necesidad ya que en el pozo dos se encontró ceniza, semillas de maíz, frijol, tomate verde, tuna, amaranto y huesos de animales. Encontrados a una profundidad de 1.20 m, dan cuenta de actividades domésticas.

Hay 4 estructuras sepultadas, que son las que ocasionan la elevación del terreno, esto se sabe debido a la concentración de carbonato proveniente de sus materiales de construcción. También se sabe que la cerámica, en mayor concentración, esta cercana a estas estructuras, al igual que obsidiana, cinceles de piedra verde, metates, cerámica recubierta de lodo.

Sin duda, una excavación extensiva podría confirmar el entendimiento de toda la zona que por ahora es difícil de interpretar desde la superficie. Existen otros elementos dignos de comentario; éstos son la proximidad del manantial localizado en la cañada, a un costado del sitio donde corre un arroyo temporal, la presencia de bosques que aún existen en las cercanías y la abundancia de arcilla en la región. Las pruebas arrojaron que esta arcilla tiene propiedades plásticas y de cocimiento, lo cuál asegura la presencia de materias primas en el momento de la ocupación para utilizarse como recubrimiento, como para la fabricación de las ollas para los hornillos.

Además existe otra evidencia léxica, Fray Alonso de Molina registra 3 verbos nahuas que significan "embrocar vasijas", lo que se entiende como boca abajo tanto como oponer las bocas de dos recipientes. Los verbos son tzoniquetza, ixtlapachmana e ixtlapachcuepa. Además el nombre del Valle de Temascalcingo. Tradicionalmente se han traducido los topónimos compuestos con derivados del verbo tema como sitios de baños de vapor, lo que es gramaticalmente correcto. Sin embargo resulta extraño que los nombres geográficos se refieran a baños de vapor, pues la costumbre de bañarse en vapor esta generalizada a toda Mesoamérica. Esto los hizo consultar acerca de otros significados del verbo tema, y resulto que uno de ellos es "cocer algo en hornillo pequeño" (Molina 1944: sección náhuatl-español, fol. 96v). Esto permite suponer que algunos topónimos pueden corresponder a sitios en los que existían beneficios de minerales por medio de la cocción. Es curioso que los nahuas llamaran al mercurio o azogue yuli amuchitl (Molina 1944: sección español-náhuatl, fol. 18v) que literalmente significa "estaño vivo" posiblemente aludiendo al movimiento del mercurio líquido, lo que sugiere conocimiento de este metal.

Todos estos datos interpretados parecen consistentes. El lugar ahora se puede explicar por la necesidad de que los vientos dominantes alejaran los vapores de mercurio. Parece aventurado definir con este detalle las áreas de producción, pero los datos tienen la consistencia suficiente para apoyar esta serie de aseveraciones. Sobre la trascendencia arqueológica de este sitio, ya Limón menciona que durante el Clásico solo existen dos sitios en el valle, relacionados con Teotihuacán y que el sitio que nos ha ocupado es el único en la etapa de transición del Clásico al Postclásico. Creo que ahora debe de interpretarse la función de estos sitios a la luz de su actividad productora de mercurio. Sin duda resta por averiguar el posible uso de este metal en la época prehispánica. A juzgar por su número e importancia, su producción debió ser superar por mucho las cantidades de mercurio demandadas por su uso en actos rituales. Otro aspecto interesante es la producción de ollas para el beneficio del cinabrio ya que, al tener características muy particulares, debieron de ser producidas en cantidades y condiciones controladas, y aunque otra comunidad se dedicara a esta tarea, debió estar lo suficientemente cerca como para permitir una estrecha relación y seguridad del aprovisionamiento. Lo mismo se aplicaría para la producción de cal viva necesaria para el llenado.

El trabajo de Limón y Barba ha mostrado beneficios y aportaciones del estudio de sitios arqueológicos antes de la excavación y la utilidad del uso de las semejanzas etnográficas.

Comentarios

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