El Alamo - Leyendas


Don Jushe y la Bruja.
Un día Don Jushe se acerco a la pulcata que estaba en El Álamo para platicar algunas historias, una de las que contaba era la de las brujas que había espantado de el tejado de uno de sus amigos cerca del pirul. Don Jushe salía cerca de las 4 - 5 am a raspar sus magueyes, en un camino de polvo que ahora conocemos como Av. Felipe de Jesús Chaparro el tenía el néctar para hacer sus pulques, pero esa mañana se dio cuenta de algo muy raro al acercarse al Pirul que en esa calle había. En el tejado de una casa observo unas figuras, que al sentir la presencia de Don Jushe brincaron rápidamente a la cima del pirul en forma de unas luces brillantes o bolas de fuego, el se apresuró a un costado de la casa y comenzó a lanzar piedras al tejado para ver si alguien despertaba, ya que había niños en esa casa y el temía por su seguridad, pero no fue así. Tomó una piedra grande y comenzó a tocar la puerta de su vecino, pero no conseguía que nadie se levantara. Después de insistir por unos minutos al fin salió Don Pedro, encamorrado y muy cansado:

-¿Que paso Don Jushe? ¿Por que anda molestando tan temprano?
-Mira yo solamente vengo a darte un consejo ¿Vez lo que hay en ese árbol de allá?

El señor alzó la vista y logro identificar a las brujas posadas en el árbol.

-Por eso no te podías levantar, llevo mucho tiempo aquí tocándote y nadie salía, son esas brujas las que no los dejaban levantar.

Entonces Don Pedro entro a la casa y salió con su arma en mano, acomodo la pólvora dentro y después la bala, apunto y disparo a la copa del árbol. En ese momento dos bolas de fuego salieron de ahí a toda velocidad para perderse en la oscuridad, huyendo hacia las lejanas montañas en el horizonte.

La Bruja de Ahuacatitlan
Era de noche y llovía a cantaros, un taxista se encontraba haciendo su ultimo viaje por la carretera a Ahuacatitlan. Al dejar a su pasaje y encarrerarse a su casa para poder descansar al fin no pudo ver en el camino lo que parecían ser (como el cuenta) varios güilos que estaban corriendo de prisa cerca de una pequeña casa, y atropello a uno, los demás salieron en varias direcciones. El dice que pensó en llevarse el animal muerto, que ya que había pasado y se lo cobraran o no, era mejor echarlo a la olla. Bajo del coche y en la penumbra solo logro distinguir la figura del animal, lo tomó y lo arrojo a la cajuela.  Recorrió el camino a casa sin contratiempos, al llegar le dijo a su esposa que preparara una olla con agua, ya que había sin querer matado a un güilo y había que prepararlo. Salió de su casa y se dispuso a sacar el cuerpo de su automóvil, cuando al abrir la cajuela lo lleno de horror lo que ahí había: no era un güilo, pero sin duda tenía alas, eran grandes y oscuras, con una cara como de gato veía con sus penetrantes ojos la humanidad del taxista como implorando por ayuda, casi tratando de hablar. Él entonces cerro con fuerza la cajuela y salio corriendo a su domicilio, ya dentro su esposa le pregunto que por que tanta prisa, pero el solo tenía en su mente la horrible cara que lo había observado momentos atrás. Tomó el teléfono y llamo a protección civil y la policía municipal. Al llegar el comandante de la policía para verificar si lo que sus subordinados le decían era cierto, se encontró con el taxista quien en un tono como de burla le dijo: ¿Que paso mi comandante? ¿Apoco tiene miedo? El comandante no dijo nada y se remitió solamente a lo que le interesaba ¿Será cierto el informe que por Radio le fue dicho hacia unos instantes? No lo dudó y levantó la cajuela esperando que todo fuera una broma de sus subordinados, pero también se encontró con la mirada de ese animal que agonizaba, lanzó un grito mientras cerraba la cajuela con violencia. Salió del lugar no sin antes decirle al taxista que por nada del mundo moviera su unidad de ese lugar. Al otro día llegaron algunas personas junto con una grúa, y así llevándose todo le informaron al señor que se llevarían el animal a la ciudad de Toluca. Y a pesar del tiempo que ha pasado el taxista no sabe nada de lo que fue de su auto... Ni de la criatura.

La llorona en el Álamo
Este era un joven que vivía en la calle de El Álamo, esa noche lluviosa se encontraba en casa de un amigo realizando la típica junta del día antes de disputar un partido en la liga dominical. Su equipo era el Juventus. Eran casi las 9 de la noche y no paraba de llover, sin dudarlo pensaba que al llegar a casa no le darían de cenar. Apenas dejó de llover y salió corriendo a su casa, brincando charcos y en lodo se apresuro a llegar a su domicilio. En algunas partes el miedo lo dominaba pero al darse cuenta se encontraba ya en su hogar. Al entrar su madre le vio la cara.

- Te dió miedo ¿Verdad? Eso le pasa por estar a estas horas en la calle, por vago. Siéntese y hágase de cenar, yo ya me voy a dormir.

No dijo nada, entró a la cocina y encendió una hornilla, se dispuso a calentar su comida. La lluvia comenzó nuevamente y era acompañada de unos rayos muy fuertes. En la ventana frente a el solo se veía la llama débil que calentaba su comida. Se levantó de la mesa con plato en mano listo para servirse, pero en ese momento un rayo hizo que las luces se apagaran. Pero lo que el no se esperaba es que en la parte de atrás de la estufa observo una cara blanca con cabellos más negros que la noche que lo miraba y antes de que pudiera decir alguna palabra lanzó un grito que lo dejo helado de miedo y sin poder decir o hacer nada. Su mamá se levantó de la cama y lo encontró paralizado frente a la estufa, lo abrazo y le dijo: Hay hijito, la llorona, la acabo de ver corriendo por la ventana.

La Casa Abandonada
En el álamo hay una casa que tiene ya un tiempo abandonada y muchos vecinos del lugar han visto las cosas raras que pasan ahí. Un día un señor se encontraba fuera de la casa. y observo una tenue llama que se pasaba de ventana a ventana, por lo cuál entro con los familiares que cuidan la casa para decirles que alguien había entrado al domicilio. Entraron a la casa a verificar que todo estuviera en orden y no había rastro alguno de que se hubiera quemado algo en el interior. Muchas personas que han pasado nos comentan que ni siquiera han entrado como tal al domicilio y ya se siente la pesadez que recorre el cuerpo y un ambiente muy oscuro. Las personas que hacían el aseo del lugar dicen haber visto a un hombre vestido de negro en algunas de sus habitaciones el cuál al notar la presencia de personas en el domicilio se esfuma sin hacer ningún ruido. Lo que más se menciona es el cuadro de una niña que te observa en cada movimiento que haces dentro de la casa, no deja de seguir con la mirada a los visitantes que pasaban a saludar. Los vecinos nos dicen que han escuchado incluso voces y sonidos de muebles moverse, como si nuevamente se encontrara habitada, pero sin ver a ninguna persona en su interior. Dicen que el dueño regreso del lugar donde reside actualmente para disfrutar de unos días en Temascalcingo, pero solo una noche estuvo en el lugar, y se fue para nunca más volver.

Fantasmas del Ajúa
En el Restaurant Bar "Ajua" también se cuentan algunas cosas de su zona de bar, y es que este bello lugar se encuentra repleto de historias y fotografías de otras épocas que lo hacen un lugar muy bonito para visitar. Me cuentan que un día un cliente llego de noche, pero entro por el área del restaurante, los dueños lo invitaron a tomar asiento en el bar ya que estaban preparando algunas ordenes, pero al abrir la puerta se dio cuenta de que había una persona parada observando la rocola del lugar y al ver que alguien entraba desapareció en la puerta del baño, sin siquiera abrirla. El comenzó a rezar y preguntar que que quería que el solo venía a tomar una copa para después irse de ahí, que no venía a hacerle daño, que lo dejara en paz. Historias de cosas que se mueven de su lugar y de personas ajenas al lugar que están en áreas de bar y de cocina son muy frecuentes a altas horas de la noche.

La Mujer del Pantano
Cerca del salón La More ya habíamos contado una leyenda de una mujer que se asoma de ese pequeño pantano, y que no deja de mirar a los paseantes, pero déjenme contarles que existe otra versión. La gente comenta que escucha alaridos cerca de ese lugar. Un día un joven se encontraba realizando una diligencia cerca del panteón, al regresar a casa y pasar por ahí observo a una dama que parecía estar atorada en el lodazal, el se acercó ofreciéndole su ayuda, pero la mujer no volteaba ni le decía nada. Cuando el ya estaba muy cerca de la mujer esta le comenzó a gritar, el joven se echo a correr y al voltear observó como la mujer se hundía cada vez más dentro de ese charco, y que un olor fétido se había levantado en el lugar.

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