Estefana Martínez [Otomí] | La Magdalena

En una humilde casa de La Magdalena Shido visitamos a la Señora Estefana Martínez, quién nos compartió sus recuerdos sobre el pasado de la comunidad. Agradezco infinitamente a su familia por permitirme tener esta plática con ella. La edad de la Sra. Estefana se ve reflejada en la sabiduría que posee, y es que se tienen datos de que ronda entre 100 y 106 años. La edad también comienza a reflejarse en su memoria, pero bastó un poco para que cada recuerdo que guarda con cariño comenzará a regresar. Su madre murió cuando ella tenía una corta edad, recuerda que probablemente fue debido a la epidemia de gripe que azotó a la comunidad; sus recuerdos sobre la ubicación de los linderos y las comunidades es muy buena. A su mente viene un sueño que tuvo hace poco, las personas acudían a ella para que diera cuenta del lindero del Rancho y de La Magdalena, ya que ella era la más grande de este pueblo; aunque ella desconoce su edad. Los linderos que ella recuerda tenían una cruz blanca para distinguirlos.

Los mayores recuerdos que tiene son de los terrenos de la Hacienda, debido a su extensión. También recuerda las colindancias con la hacienda de los Valdéz. La carretera que ahora va a Acambay recuerda que era de la Hacienda, y servía ese camino como división de donde podían ellos construir. Recuerda la explotación carbonera de Botí, de la cuál ella y su padre formaron parte; en sus tiempos había que trabajarle en todo para sacar los centavos para subsistir. Recuerda también que todo el cerro era de "Palo Chino" (Encino). Ella vivía en el Cerro de la Magdalena, siguiendo siempre a su papá, quién nunca la dejo sola (Ni a sus hermanas/os). Su padre se llamaba Isidoro Martínez y su mamá Antonia. Recuerda los cuadros de la Virgen y las cruces que se encuentran en la iglesia de La Magdalena, que son arte sacro con mucho valor histórico, en Shido recuerda que Basilio Martínez era el dueño del lugar.
En la comunidad, nos dice, siempre se había hablado otomí, les costó mucho aprender el Español, y sabe que es muy raro encontrar a otros hablantes hoy en día. Del lado de Maró recuerda mucho a los hablantes Mazahuas, al igual que El Puente y Bonshó. En la huerta solo había casitas de los gañanes que trabajaban para la Hacienda, en sus tiempos la dueña era la Viuda Dolores, ella realizó la construcción de El Panteón de Dolores (1924), y también fue quién lo estrenó, este se encuentra en la Cruz Blanca. El ferrocarril es otro de sus recuerdos, ya que lo veía cuando iban a cargar el carbón que sacaban de Botí. Ella iba a darle la comida al Pintor que realizo la obra de la iglesia de La Magdalena Centro, Cirenio Monroy (1930). Dentro solo estaban María Magdalena, el Señor Salvador, algunas pinturas de la Vírgen y un Cristo Crucificado. Muchas de estas imágenes aún se encuentran resguardadas en la iglesia. Desconoce de donde llegaron los santitos, pero recuerda mucho que donde ahora es Magdalena "La Palma", conocido anteriormente solo como La Palma (por un árbol que ahí estaba de ese tipo), como el hogar del Señor Salvador, quién era de la Hacienda, pero no se quiso estar en ese lugar y se fue a la iglesia de la Magdalena.

Las guerras por la tierra y los cristeros que vivió le tocaron fuera del municipio, ya que se fueron a Ciudad Hidalgo a trabajar para hacer carbón. Recuerda como les quitaron las tierras a la Hacienda con todo y Maíz. Los sombreros se veían antes mucho, grandes y anchos, pero ahora ya no ve que se usen en la comunidad. También le tocó vivir parte de la Muerte de Robert Proctor, ella fue a misa al centro ese día, y cuando venía saliendo de la iglesia, se paró el carro donde venía varios señores, militares y el gringo, y pasaron a dentro de la presidencia, al poco rato salieron y se fueron rombo a San Pedro el Alto. Uno de sus cuñados llego como a la 12 - 1 pm a la casa, que había ido a ver al gringo, para contar que lo habían matado. Mucha gente llego al municipio recuerda, y también se llevaron a muchos de las comunidades cercanas a San Pedro, incluida La Magdalena. Algunos regresaron, recuerda que el nombre de quién mató al gringo era Juana Solache, salió del arroyo el gringo y con el palo que usaban para tejer le pegó y lo dejó tirado. Recuerda como los aviones andaban de allá para acá y más por La Colonia, muchos se fueron a Tixmadeje y más lejos a esconder, ella se quedó en su casa y nadie llego a molestarlos.

Las fiestas recuerda eran muy diferentes, no se llevaban los santos a otras fiestas, esto se logró gracias a lazos de hermandad entre comunidades. El día de la fiesta hacían una misa de tres ministros, había 3 padres, una posesión y ya había estandartes. En cada esquina del atrio se incaban mientras se hacía la posesión. Recuerda también que se hacía la representación de Semana Santa en el Centro, muy parecida a la que vemos hoy en día. Recuerda algunos rezos que se usaban antes para adorar a las imágenes. Antes ella sufrió mucho, se salía casa por casa comprando maíz, y los que tenían no le querían vender, andaba por El Rancho, El Centro y ahí sacaba su maíz, cargando su mantadita para juntar, todo era caminando, el primer carro que conoció fue la huilera. Para irse al Oro o México había que agarrar el tren hasta Tultenango, ellos para salir a trabajar tuvieron que conocer esos lugares. En la Magdalena en la misa estaba un cantor, de la familia Quintana y usaba un piano en cada misa, su nombre era Florencio Quintana.  Antes se usaban mucho los cantores para las misas en las iglesias, pero ahora ya no.

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