Quexquémetl (Quexquemitl) Mazahua de Temascalcingo

Tras andar por sus caminos, Santiago Coachochitlán habla de su, de su gente, de sus hábitos, costumbres, tradiciones y cultura, de sus problemas y esperanzas. Se puede descubrir la tradición cultural y artesanal que, al mismo tiempo, convive con las creencias religiosas, las ideas políticas e ideológicas y las nuevas formas de vida que los migrantes traen consigo después de entrar en contacto con otros entornos. Hay un diálogo entre el pasado y el presente: en voz de los ancianos se revela el desarrollo y crecimiento de una comunidad que se rehúsa a perder su identidad y personalidad; en la de los jóvenes, de apropiación de tradiciones, pero al mismo tiempo de enfrentamiento y adaptación al mundo moderno, a la productividad y la tecnología. En la comunidad la mujer es la encargada de elaborar la indumentaria y otros textiles necesarios en la vida cotidiana de la comunidad. Casi siempre tiene a su cargo todo el proceso de elaboración. Los materiales que se utilizan son la lana y el algodón y el proceso comienza en la cosecha, pasando al hilado, teñido y urdido, hasta llegar a la elaboración de la prenda en telar de cintura, telar a pedales de origen prehispánico.

En la comunidad se dejan ver los quexquémetl en mujeres mayores, así como gabanes en algunos hombres. Las mujeres han sido siempre las principales impulsoras de los bordados y tejidos en textiles mazahuas. Los bordados tradicionales no son casuales. La mujer Mazahua va escribiendo en sus tejidos la historia de su pueblo, sus antepasados y su entorno utilizando escenas de la vida cotidiana, venados, flores, pájaros y otros animales. Los conocimientos pasan de madres a hijas a través de la observación y la práctica. Esta mujeres se convierten en depositarias de una sabiduría que tiene siglos de existencia. Mientras, ellas recogen hongos comestibles o hierbas silvestres para uso medicinal y de olor, también recolectan flores de hermosos colores y aromas, que han aprendido a reconocer de sus ancestros y de las cuales extraen tintas para teñir sus lanas. Al caer la tarde, se juntan para realizar sus hermosos bordados. Cabe destacar el método con el que tiñen los hilos, único en esta área, donde el cuidado del agua tiene una importancia esencial.

Las que son consideradas grandes maestras de esta técnica tienen sus propias recetas para lograr tonos asombrosos: las guardan en su memoria y sólo las transmiten a su descendencia directa. En el proceso de teñido el agua también es un factor primordial. Para iniciar se cuenta con el hilo en madejas, a fin de facilitar la correcta absorción del tinte, que se ponen a remojar en suficiente agua para poder hervirlas con las flores a lo largo de varias horas, para sacar todo el color posible, y luego de un tiempo de reposo enjuagar abundantemente la lana y secarla muy bien, para así evitar que suelte tinta al momento de bordar. Ya seca, se hace bolitas y se almacena. Como podemos ver tejer un quexquémetl requiere de tiempo, técnica y paciencia, "se teje el telar de cintura, una se amarra un palo a la cintura para ir haciendo el telar de cintura, cuando se termina este tejido se corta en dos partes para hacer el terminado del quexquémetl y eso es rellenado". Su precio varía de acuerdo con el tamaño y el diseño, pero oscila entre $500°° y $3,500°°.


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