Señor de la Coronación - Leyendas

Se cuenta que en la época de la revolución, llegó a Temascalcingo un grupo de guerrilleros, debido a que México se encontraba usando la mayor parte de su fuerza militar en revueltas, muchas zonas del país quedaron desprotegidas. Estos guerrilleros azotaban gran parte de la zona norte del estado. Los habitantes al darse cuenta de que un grupo de guerrilleros se encontraba cerca de Temascalcingo no tenían otra opción que esconderse. Niños y mujeres eran llevados a las partes altas de los cerros para que no les pasara nada.Un día un General se dio cuenta que el pueblo se encontraba sitiado, o al menos eso le parecía, ya que había mucha gente esperándolos.

Ellos veían que de un lugar a otro se movía un personaje con una capa roja, lo veían desplazarse muy rápido, y parecía armado, ya que traía algo muy largo en su mano. El general entonces le pidió a algunos de sus acompañantes que fueran a Temascalcingo para ver si efectivamente el pueblo se encontraba sitiado. Los miembros del pelotón recorren gran parte del pueblo sin encontrar nada, pero al llegar al atrio parroquial y entrar en la pequeña iglesia de adobe, donde presumían estarían todos escondidos, se encuentran con el Señor de la Coronación, sentando. Lo miran, y ven que en sus ojos hay una paz enorme, esto les da un gran impacto. Corren pues a avisar al general, diciéndole que en ese lugar, el personaje que ellos veían deambular por el pueblo, era solamente la imagen de un santo. Llega el General con la mayor parte de sus guerrilleros al pueblo para verificar que esto fuera cierto. Entran a la iglesia y cuando lo miran caen hincados ante la imagen, asombrados. Cuentan los abuelos que el General entonces dijo que a este pueblo, no se le iba a tocar, puesto que tenía un Patrón, tiene un Rey. De aquí parten para Mineral de El Oro, donde se encuentran Zapatistas con Carranzistas, y se desato una muy fuerte pelea.

Una de las leyendas más extendida es la de el momento en que llega la imagen del señor de la coronación a Temascalcingo. Se le lleva a la Mesa de Boquí, pero al otro día ya no se encuentra ahí sino que se ha dirigido a la Iglesia del Centro. Los hacendados también intentaron llevársela, pero la imagen se hacia demasiado pesada, atascándose en el lodo o cansando a las mulas, por lo cuál no pudieron realizar el traslado. Otra versión de estos hechos es que unos bandoleros llegaron a robar la iglesia, y decidieron llevarse al Señor de la Coronación como botín. Iban saliendo de Temascalcingo, pero las mulas se pusieron inquietas y comenzaban a perder el control, la carreta quedo atascada antes de poder dejar el pueblo, por lo cual decidieron cargar con lo que pudieran e ir por otras mulas para continuar con su camino, dejaron tapado al Señor de la Coronación y se dirigieron a buscar mulas frescas. Pero al regresar su sorpresa fue enorme, ya que la imagen había desaparecido de la carreta, ya se encontraba de vuelta en la iglesia de Temascalcingo.

De igual manera se trataba de llevarla a La Mesa de La Cuadrilla, pero por las mañanas se encontraba en la iglesia del centro. Se le veía también en el Barrio de La Corona sobre un maguey viejo, ya raspado, observando el Valle de Temascalcingo.

Se cuenta que un párroco no quería a la imagen del Señor de la Coronación, por lo cuál ordeno al sacristán que la quemara. El sacristán siguió las ordenes del párroco y le prendió fuego a la imagen. Pero después de un rato se sorprendió y palideció al ver que la imagen se encontraba sudando, con lo cuál se había protegido de ser quemada. Otra de las versiones de esta historia nos dice que el señor de la coronación estaba ya muy dañado por el paso de los años, por lo cuál el padre le encomendó al sacristan que lo quemará; con un gran dolor el sacristan comenzó a preparar lo que iba a utilizar para poder deshacerse de esta dañada y vieja imagen, pero al entrar nuevamente a la sacristía donde la había resguardado se palidecío al observar la imagen completamente restaurada, por lo que aviso al señor cura de inmediato.

Un grupo de guerrilleros se encontraba también por entrar a Temascalcingo, por Maro, en el paraje conocido como "Las Peñitas", pero a lo lejos vio un gran ejercito con lanzas preparado para defender la entrada al Pueblo, los abuelos mencionan que no era un ejercito, si no el Señor de la Coronación con su cañita. En la época de las Guerra Cristera varios párrocos cuentan que fueron protegidos al encomendarse al Señor de la Coronación, el cuál los ayudo a que sus perseguidores no los vieran, a pesar de que pasaban junto a ellos.

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