Ignacio López Tarso [Actor]

Ignacio López Tarso presume una envidiable memoria. En las últimas horas de sus 89 años de edad habla con claridad de sus compañeros de antaño, de sus directores, de los autores de las historias en las que participó y de un sinfín de anécdotas que ha acumulado en sus más de 65 años de trayectoria.

"Cumplo 90 años. Es mucho, ¿verdad? Suena a números mayores (ríe), aunque qué bueno llegar bien. Agradezco y celebro mucho trabajar a esta edad, con buena memoria, ánimo y salud. ¡Eso es fundamental! Puedes tener los años que quieras, 15 ó 25, pero si no tienes buena salud no vale la pena, es muy difícil pasar por encima de eso”, dice el actor, protagonista de obras como 12 Hombres en Pugna, El cartero y Edipo Rey, entre decenas más, quien tiene mucho por delante".

Confiesa que aún goza el trabajo en el cine y la televisión, pero que el teatro sigue siendo su lugar favorito, quizá porque ahí inició su carrera histriónica, en 1948, cuando comenzó sus estudios actorales.

"En ese entonces la televisión no existía en México, aunque dos años después ya trabajaba en ella, en 1950, en el piso 11 del antiguo edificio de la Lotería Nacional, cuando no se llamaba Televisa, pero ya andaba Emilio Azcárraga Vidaurreta, un hombre emprendedor, con una gran visión a futuro”.

Recuerda que se mantuvo ligado al teatro cuando era parte del Seminario menor de Temascalcingo, en el Estado de México, cuando compartía la pasión por las puestas en escena, un deseo que siempre fue más fuerte que sus ganas de dedicar su vida al sacerdocio. La experiencia logró convencerlo de que su vocación no estaba al pie de un altar sino al frente de un escenario. Su participación en obras de teatro sacramental como El gran teatro del mundo, de Pedro Calderón de la Barca y otras como La rosa de papel le marcaron el camino que habría de seguir.

"Con esas piezas entré en contacto con el teatro clásico. Pasaron muchos años y por fin estuve en un teatro por primera ocasión, en el de Temascalcingo, que fue el primer escenario que pisé como alumno del seminario. Hace dos años volví al mismo teatro al que llamaron Ignacio López Tarso”, comenta el orgulloso actor, una anécdota que parece cerrar un ciclo a la espera de comenzar algún otro.

"En ese entonces ya no tuvo mi papá oportunidad de seguirme apoyando con los estudios. Tenía yo 14 años. Entonces el señor cura de ahí (Valle de Bravo) me dijo ‘métete al seminario para que sigas estudiando.’ ‘Pero no tengo vocación’, le digo. ‘No le hace, tú estudia, luego ya ves que haces y si no te da vocación, te sales.’ Y así entré al seminario de Temascalcingo, y ahí aprendí bien la historia de San Pablo de Tarso, y fue de ahí que tomé el nombre y que se me ocurrió ponerme Ignacio López Tarso. Sonaba bonito. También el seminario me ayudó mucho para mi carrera de actor, aprendí a leer muy bien, de pie, con atril".

Hablando más extenso y recordando como inició todo el problema de Lopez Lopez el actor comenta que su nombre artístico fue sugerido por Xavier Villaurrutia:

"Me dijo que sonaba muy raro López López y me aconsejó buscar un apellido más llamativo. En el seminario fui lector oficial. Desde muy chamaco leía mucho. Mis papás y hermanos me pedían que les leyera los libros de Julio Verne. Él, maravilloso, ya hablaba de asuntos espaciales, viajes submarinos, Capitán Nemo, historias extraordinarias. Eso les gustaba a mis padres. Yo me emocionaba leyendo. Cuando llegué al seminario, participé en el concurso para ser el lector oficial. Me gané el primer premio y durante años lo fui. En el desayuno y en la cena se podía platicar. Pero en la comida, todo era absoluto silencio, dos horas, porque eran dos turnos: éramos muchos en el seminario. Mientras todos comían, yo estaba trepado en un púlpito en medio de todos, frente a un atril y el libro. Me llegaba el olor de la comida y se me hacía agua la boca. Me costaba trabajo leer. ¡Se me escurría la baba del hambre! Pero me acostumbré. Fui lector durante años. El asunto es que el nombre que adopté tiene que ver con San Pablo Apóstol. Recordé lo aprendido en el seminario, en especial sobre la vida de este apóstol romano, originario de la ciudad de Tarso".

En su intervención en la inauguración de el teatro que lleva su nombre en Temascalcingo, se dijo conmovido por el reconocimiento del pueblo, Ignacio López Tarso agradeció la oportunidad de haber regresado después de 70 años, para disfrutar del recibimiento y el honor de que un establecimiento dedicado al arte lleve su nombre. Es por ello que, dijo, él se queda con el teatro que tiene XXV siglos de existir en el mundo occidental, el cual fue creado por los viejos actores, por ello mencionó que cuando tenia ocho años, al acudir a una carpa, observó los movimientos de los actores en escena y se dijo “yo quiero ser eso”.

“No hay mejor homenaje para un actor, que llamar con su nombre a un teatro como este, mi vida profesional se inicia en el teatro, mi vida profesional esta fundada en el teatro, soy actor de teatro, primero que actor de cine y televisión, yo no pensaba en eso cuando entré a la escuela de teatro, la televisión apenas se decía que venia por ahí ese maravilloso invento que es ésta, y yo no lo creía en 1950, estaba en la escuela de teatro, entonces decía esto es cuento, son chismes, cómo va a pasar no solo la voz sino la imagen, el radio muy bien, pero la imagen como que se vea uno mismo en una como caja de zapatos más grande, realmente un invento extraordinario”. Ignacio López Tarso Primer actor de México.

A partir del minuto 27 podrás escuchar como habla de Temascalcingo:



Fuentes
Ignacio López Tarso. (2014). Hablemos de Teatro. Mexico DF: TRILCE EDICIONES.

Comentarios

Entradas populares