Catrinas de Temascalcingo

 

“La muerte es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera”, es una de las frases más recordadas del caricaturista José Guadalupe Posada, en referencia a su personaje más famoso en México y el mundo: la catrina. La historia de la Catrina en México empezó en la época de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz. En estos periodos se volvieron populares algunos textos escritos por la clase trabajadora que criticaba la situación del país, principalmente a la clase con privilegios y en el poder. Todos eran redactados de manera burlona y acompañados de dibujos de cráneos y esqueletos. Pero no fue hasta que Diego Rivera la bautizó como “La Catrina” y le dio gran difusión a este peculiar personaje. En su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” es otra obra reconocida, elaborada en esta ocasión por Rivera en 1947, donde se representa a sí mismo con la catrina, junto con Frida Kahlo y José Guadalupe. Aunque en sus obras encontramos representaciones de esta dama blanca, elegante y delgada, no fue el primero en incluirla en su obra, fue José Guadalupe Posada (1852-1913) el precursor de esta forma de representación de la muerte.

José Guadalupe Posada fue un célebre grabador, caricaturista e ilustrador que colaboró en medios como El Padre Cobos, El Ahuizote y La Patria Ilustrada. El día de muertos es una fecha importante y especial en nuestro México, en el que país se llena de velas, flores icónicas, calaveras y tradiciones que durante estas dos noches se pasean por la ciudad. Posada retrató a través de sus calaveras las alegrías y los problemas del pueblo. Aunque actualmente estas calaveras están relacionadas con el Día de Muertos, estos fueron creados originalmente con el fin de dar una interpretación a lo que se vivía en este momento histórico. Originalmente tenía por nombre ‘La calavera garbancera’. Que estaba inspirado en los vendedores de garbanzos, un grupo mercantil que pese a que no tenía muchos recursos, aparentaba tener ciertas comodidades, pero algo particularmente singular en ellos es que hacían lo posible por ocultar sus raíces indígenas.

El garbancero era aquel que a pesar de tener sangre indígena pretendía ser europeo y renegaba a su propia cultura; situación que el ilustrador condenaba. Por ello, su calavera con sombrero representa al que pretende aparentar lo que no es. Diego Rivera adaptó el concepto bautizándola como Catrina y le añadió nuevos atributos: ropa, porte y elegancia. En la actualidad, la Catrina sigue siendo una invención popular y ha salido de los límites del lienzo o el grabado para ser parte de la cultura viva mexicana, de sus usos y costumbres, pues se ha vuelto artesanía que resalta la riqueza formal y espiritual del país. Las catrinas se han convertido, tras años de evolución, en la marca más universal de México, reconocida como parte de nuestro patrimonio en todo el mundo.

 

Maquillaje:
Anna Espinoza - Instagram

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